Pregunten cosas que consideren importantes si y sólo si están preparados para no recibir respuestas; solemos interpretar silencios como una proyección de nuestros pesimismos y, a veces, son simples ausencias de palabras.
Pero no les voy a mentir, otras veces la respuesta es tan negativa que las palabras huyen, por eso se hace un silencio.
Y en otras ocasiones, quién sabe, las palabras se ponen tímidas y no se animan a salir para expresar un simple "sí", un "yo también", o cualquier respuesta de esas que sí nos gustan escuchar.
Son caprichosas y misteriosas, pero muy hermosas, las palabras. (Se parecen tanto a ti —tú SabeS quién ereS— tal vez por eso me gustas y me gusta escribirte. Hay relación. No lo había pensado, puede ser.)
Si sólo están listos para escuchar la respuesta que quieren, mejor no pregunten nada.
O sí.
Al mal paso darle prisa. Además nunca se sabe, así como hay sorpresas malas, también hay sorpresas buenas. Piensen positivo
O no.
Tal vez hoy no deberían de hacerme caso.
Han sido días complicados.
Me duele la espalda.
Y sí, estoy loco, ¿Ustedes?
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