Vamos a jugar a que nos enamoramos. Tú te enamoras de mí y
yo de ti, pero de a mentiritas. Juguemos a que me quieres, a que te gusta mi
forma de ser y que mi conversación nunca te ha aburrido y no parece hacerlo jamás.
Juguemos a que tú me gustas, a que me río de todo lo que
dices y me interesa todo lo que haces. Hagamos de cuenta que en ti veo a la
persona más maravillosa del planeta y que soy muy afortunado por tenerte a mi
lado.
¿Qué dices? ¿Jugamos?
Simulemos que ambos nos hallamos sin buscarnos. Que
simplemente aparecimos en el momento menos indicado, pero poco a poco se fue
convirtiendo en el momento más oportuno para encontrarnos.
Aparentemos que tus defectos encajan con los míos y tus
virtudes complementan las mías. Juguemos
a que brillas y tu luz me saca de las sombras. Juguemos a que soy un sol y hago
que se evaporen tus miedos.
Anda, será muy divertido.
Riámonos del proceso falso de enamoramiento y luego juguemos
más. Juguemos a pensar en grande, a planear futuros inciertos que soñamos con
hacerlos realidad. Una boda, una casa grande con jardín y un auto amplio en
donde quepa sin problemas nuestro perro y nuestro hijo. ¿O prefieres hija? ¿Qué
nombre le pondremos?
También juguemos al deseo. Ese deseo de morder tus labios y
recorrer todos los poros de tu piel. El deseo de adueñarme temporalmente de
todos tus lunares, acariciar tus cicatrices y admirarte como el paisaje más
bello jamás visto por el hombre. Porque la belleza depende de los ojos que la
ven y yo quiero jugar a que ninguna otra persona te ha visto como yo.
Juguemos a ser cursis, juguemos a extrañarnos, juguemos a
ser tercos, juguemos a pelear de vez en cuando y también juguemos a gritarnos
en silencio y a callarnos con mordidas.
Juguemos a darnos alas para volar y a impulsarnos para
alcanzar nuestros sueños individuales para no cargar con frustraciones ajenas
que terminen por arruinar nuestro juego, el juego de enamorarnos.
Se vale de todo, menos mentir. Porque aunque sea sólo un
juego, engañar le quitaría el realismo y terminaría con la diversión.
Como en todos los juegos, siempre hay un ganador y un
perdedor; en este juego gana el que más quiera, el que más aprenda, el que más
sueñe, el que más se divierta.
Perderá aquél que deje de jugar sin avisar y se enamore de
verdad.
Spoiler: me voy a dejar ganar. ¿Juegas?
Y sí, estoy loco, ¿Ustedes?
Genial Omar. Me encantó.
ResponderEliminarMuchas gracias, Yess. :)
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